RACISMO: DE ODIO Y SILENCIOS
Al racismo le estamos dando vida con el odio de unos y el silencio cómplice de otros.
El racismo puede que surja de una actitud personal, individual, pero su devenir no es otro que convertirse en ideología. Intervenir en ese camino es un deber y ha de ser un compromiso.
Si "el odio se construye y se alimenta", como afirma la periodista, escritora y filósofa alemana Caroline Emcke, también han de existir actitudes y argumentos para privarlo de su energía vital.
El Racismo como exacerbación
del sentido racial de un grupo étnico suele motivar la discriminación, llegando
a la persecución de otros. Como ideología defiende
la superioridad de una raza frente a las demás y la necesidad de mantenerla
aislada o separada del resto dentro de una comunidad. Recordemos, por
ejemplo, los lugares habilitados para blancos y para negros en los autobuses
norteamericanos a los que con tanta dignidad se opuso Rosa Parks.
Cada 21 de marzo se
conmemora el Día Internacional de la
Eliminación de la Discriminación Racial que nos recuerda nuestra
responsabilidad como seres humanos de promover y proteger los ideales de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Toda conmemoración ha de
contribuir a la reflexión sobre el tema en que se basa. Nosotros vamos a
hacerlo a partir de los titulares de prensa de este mismo mes de marzo:
Agreden en Madrid a un
hombre de 29 años al grito de "chino" y "coronavirus". ¿No había nadie en la calle que fuera capaz de parar la
agresión? ¿Nadie que recriminara a los agresores?
En el vestíbulo de la
estación de tren de Girona, un vigilante de seguridad, con actitud racista, ha
sometido a varios jóvenes migrantes a un trato vejatorio. ¿También ese vestíbulo estaba solitario? ¿El vigilante es el único
responsable?
Fiscalía pide cuatro años de
cárcel para aficionados de fútbol que insultaron a jugadores por su raza.
Condenar por delito de odio es justo, y nos parece que está bien, pero ¿no había en el estadio otros aficionados
que hicieran callar a los ahora acusados?
El secretario general de
Vox, Javier Ortega Smith, que ha dado positivo de Covid-19, hablaba en un tuit de
cómo sus “anticuerpos españoles” estaban luchando contra los “malditos virus chinos
hasta derrotarlos” La embajada china ha
protestado, ¿alguien más?
De
odio sí, pero también de silencios está hecho el racismo.
Conviene además reflexionar
sobre el racismo ideológico, analizar cómo se manifiestan al respecto los
partidos políticos a los que en un plazo muy reducido de tiempo hemos sido
llamados a vota y a los que no hemos sabido exigir.
Los partidos de derechas tienen un
discurso bastante bien articulado en el que la migración se observa como un problema,
incluso una amenaza, y se llega a criminalizar al migrante racializado. Ahora hay quien exhibe hasta con orgullo su rechazo a los extranjeros, a los ·que no son "como nosotros", a los "distintos", a los "otros", los "nadie"·
¿Los
partidos de izquierdas?.... Nada. La migración no aparece en sus programas y
con su vacío se invisibllizan los problemas raciales. Su indiferencia les hace
cómplices.
Ante este 21 de marzo hemos
de ser conscientes de nuestra responsabilidad ante los episodios y actitudes de
racismo. Los españoles tenemos mucha experiencia acerca de ello. Comenzamos a
ser oficial y abiertamente racistas mucho antes que otros pueblos,. Nuestra “tradición” se remonta a
1492 cuando a través de los Reyes Católicos expulsamos a los judíos. Eso por no hablar de nuestra actitud con el pueblo gitano.
El odio sí, pero también
nuestro silencio está alentando al racismo. “El silencio cómplice” del que
habla Caroline Emcke.
Haríamos bien en recordar con Andre Lorde que "No son nuestras diferencias lo que nos divide. Es nuestra incapacidad de reconocer, aceptar y encomiar nuestras diferencias."
Haríamos bien en recordar con Andre Lorde que "No son nuestras diferencias lo que nos divide. Es nuestra incapacidad de reconocer, aceptar y encomiar nuestras diferencias."
Julia Aguilar
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