VULNERABLES Y VULNERADOS
En castellano contamos con
unos participios adjetivales en –ble
que designan una potencia. Ej.: Un objetivo
alcanzable es un objetivo que se puede
alcanzar.
Tenemos también participios
y adjetivos en –do. Estos siempre son pasivos. Ej.: Herido, aprobado,
sorprendido, etc.
Esta pandemia: nos ha
enseñado que vulnerables, capaces de ser
vulnerados, somos todos. Todas y todos podemos ser víctimas de este virus (por no hablar de otras enfermedades graves) y
seguro que muchos de nosotros podemos poner rostro a víctimas muy cercanas y queridas.
También podemos mencionar a personajes de las más altas esferas políticas, aristocráticas,
económicas, deportivas y culturales que han sido víctimas de él: Boris
Johnson, primer ministro del Reino
Unido, Carmen Calvo, vicepresidenta del gobierno español; el escritor Luis
Sepúlveda, jugadores de la Primera División española y de la Premier League inglesa, e incluso algún aristócrata
belga emparentado con la familia real de ese país. Y es que vulnerables podemos ser todos.
Sin embargo, en nuestro día a día hablamos de familias en situación vulnerable, de barriadas vulnerables, de alumnado en situación de vulnerabilidad, de regiones y países muy vulnerables e incluso de ecosistemas vulnerables. Pensemos: si la pandemia nos ha enseñado que vulnerables podemos ser cualquiera de forma individual y en cualquier enclave geográfico o social ¿cómo podemos seguir aplicando ese adjetivo a grupos sociales, a barriadas, a regiones o a países enteros? ¿No sería más justo decir que han sido y siguen siendo vulnerados? ¿No tendríamos que plantearnos qué hacer para que no sigan siendo eternamente vulnerados?
En nuestro país, cuando
estaba en todo su apogeo la curva por
infectados del Covid-19, muchos pensaban que la sociedad que sobreviviera a la
pandemia sería mejor, más consciente de su debilidad y más volcada en dar
importancia a valores que no se cotizan en bolsa. Conforme avanza la
desescalada parece que la realidad, una
vez más, se impone al deseo. Pero al menos llamemos
a las cosas por su nombre.
Julia Aguilar
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