“DEVOLUCIONES EN CALIENTE”
Una devolución en caliente es
la práctica, generalmente por parte de los Cuerpos de Seguridad del Estado, de
expulsar de un país a una persona
migrante irregular en el momento en el que intenta cruzar la frontera, sin serle aplicadas ninguna de las
protecciones y garantías de la legislación de extranjería del país.
Una reciente decisión de la
Gran Sala del Tribunal Europeo de Derechos Humanos avala
en una sentencia la actuación de España con respecto a esta práctica, al asegurar que
los migrantes "eligieron no utilizar los procedimientos legales que
existen para entrar en España" y por tanto, la expulsión directa en la
frontera es "consecuencia de su propia conducta". Ellos mismos, añade
el fallo, se situaron "deliberadamente" en una "situación de
ilegalidad" al cruzar la frontera por un lugar "no autorizado".
Esta sentencia se refiere a dos hombres que saltaron la
valla de Melilla en 2014 y el marco de legalidad que vulneraron y que propició la
“situación de ilegalidad” no es otro que la disposición adicional primera de la
Ley Orgánica de Protección de la Seguridad Ciudadana (ley Mordaza).
Pues bien, las devoluciones en caliente
vulneran dos derechos fundamentales:
El
derecho de
los migrantes y refugiados a acceder a un procedimiento individualizado de
asilo.
El
derecho de poder recurrir la decisión de expulsión.
Nada de ello es posible en
una devolución inmediata tras pisar suelo extranjero.
Podríamos pensar en un
principio que hay que cargar con las consecuencias del incumplimiento de “la ley”. Pues bien, alguien tan poco sospechoso como santo Tomás de Aquino ya definió la ley como “una
prescripción de la razón, en orden al bien común”, es decir como un precepto razonable y justo. No todas las leyes lo son.
Nos vamos a acercar a un ejemplo de movimiento migratorio: Burkina Faso, “el país de
los hombres íntegros” ha sido hasta hace muy poco un país sin conflictos
armados, pero el panorama ha cambiado recientemente como consecuencia del
terrorismo islamista y de enfrentamientos intercomunitarios.
Esta situación que comenzó en el norte del país, se está extendiendo por todo su territorio de
forma que son ya más de 700.000 las personas desplazadas, más de 2 millones necesitadas de ayuda humanitaria, 2.410 escuelas cerradas.... Muchas de estas personas buscarán refugio en países
limítrofes pero otras pensarán que para estar lejos de su tierra mejor ir a un
destino que le ofrezca mejores perspectivas de futuro y mayor seguridad, como pueda ser Europa.
Los migrantes procedentes del oeste africano buscan la costa (para evitar el desierto) y la
recorren ya sea por vía terrestre o por vía marítima. En su ruta pasarán por Monrovia
(Liberia), Dakar y Saint Louis (Senegal),
Nouadhibou (Mauritania), El Aiun (Sahara
Occidental) hasta llegar a la costa norte marroquí. El cruce por mar hacia España, a través del estrecho
de Gibraltar, es más peligroso que otras travesías por las fuertes corrientes
en ese enclave donde se junta el mar Mediterráneo con el océano Atlántico. Esto
ha hecho que el intento de saltar la valla de Ceuta sea una opción
cada vez más atractiva: una forma de entrar a España sin cruzar un mar que se ha convertido en una gran fosa común.
Como estos migrantes forzados, decenas
de miles de personas dejan cada año sus lugares de origen para buscar una vida
mejor en los países de la Unión Europea. A pesar de que invierten en esta
apuesta todos sus recursos y energías, muchos de ellos no consiguen llegar al
destino, y una parte de estos mueren en el mar o en el camino hacia el mar.
Puede también que cuando crean que han llegado a un destino seguro sean
enviados de regreso a la violencia, a la guerra, a la pobreza, a la nada, sin poder hacer una petición de
asilo y sin poder recurrir la decisión de expulsión.
También en este blog:
Julia Aguilar
FUENTES:
https://cadenaser.com/ser/2020/02/24/tribunales/1582571560_101891.html
https://www.europapress.es/internacional/noticia-peligrosas-rutas-migracion-europa-20150421184504.html
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