ÁFRICA EN EL MARCO DE LA CRISIS CLIMÁTICA


Son los pobres los que “sufren el peor impacto de la crisis climática”: son ellos “los más vulnerables a los huracanes, las sequías, las inundaciones y otros fenómenos meteorológicos extremos”.
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Ante tal emergencia climática, debemos tomar las medidas oportunas para no cometer una grave injusticia con los pobres y las generaciones futuras”
Papa Francisco[i]

Vivimos acuciados  por las exigencias  cada vez mayores  del día a día. Tratamos de paliar en lo posible las necesidades más acuciantes de nuestro entorno físico o afectivo. Podemos pensar, además, que nuestras actuaciones en favor del medioambiente y contra el cambio climático no revierten en unos efectos visibles de carácter inmediato. Incluso  sin llegar al desprecio y la ironía de los negacionistas, o simplemente a la ignorancia de los informes científicos al respecto, podemos caer en el error de considerar que la preocupación medioambiental es cosa de jóvenes utópicos o de activistas de izquierda. Nada más lejos de la realidad: El cambio climático ya está aquí, ha venido para quedarse y nos afecta a todos. Y el cambio climático es un problema de equidad pues sus efectos no afectan a todos por igual:
África es el continente menos responsable del calentamiento global, pues solo aporta el 3,8% de las emisiones de gases de efecto invernadero, mientras que es el más perjudicado por sus consecuencias.


El impacto del cambio climático en el continente africano está afectando a las condiciones ambientales básicas y contribuyendo a desastres naturales cada vez más frecuentes como inundaciones y sequías. En una región donde la mayor parte de la población vive de la agricultura, la ganadería y la pesca, la continua sucesión de estos fenómenos desde 1970 está socavando el medio de vida de grupos importantes de población y se está traduciendo en hambrunas, revueltas sociales y grandes flujos migratorios pues la lucha por la supervivencia fuerza a miles de personas a migrar fuera de sus países.
El último informe del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático) afirma, con un alto grado de fiabilidad, que el calentamiento regional que sufrirá África durante este siglo será más rápido que la media global, e incluso, en algunas regiones al oeste del continente se degradarán una o dos décadas antes que el resto del planeta.
Así pues, los desastres naturales son caldos de cultivo que alimentan la pobreza y la desigualdad y fomentan los conflictos. La pobreza extrema sigue aumentando en el África subsahariana, a diferencia de lo que ocurre en el resto del mundo. Si nada cambia, en 2050 la región concentrará el 90% de la población mundial que vive con menos de 1,9 dólares diarios, según advierte el Banco Mundial.
El cambio climático está  íntimamente ligado a la desigualdad económica: Las personas más pobres del planeta no sólo son quienes menos han contribuido a provocarlo, sino que suelen ser las más vulnerables ante sus efectos y las menos preparadas para hacerles frente
Es un deber de justicia modificar nuestros patrones de consumo y exigir a nuestros gobernantes una reflexión profunda sobre el modelo económico y el cumplimiento de los acuerdos por ellos mismos firmados
Nunca ha sido tan necesario hacer crecer las economías de forma sostenible y sin perder de vista la necesidad de fortalecer la resiliencia ante los efectos inevitables del cambio climático. De no ser así África será, una vez más, la principal perjudicada.
Julia Aguilar
FUENTES:








[i] Discurso a los participantes en la Conferencia Internacional en el tercer aniversario de Laudato Si, 6 de julio de 2018

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