SER MADRE EN ÁFRICA. ALGUNAS NOTAS


Generalizar siempre es un peligro. África es un continente de una enorme diversidad: étnica, religiosa, lingüística, geográfica, cultural y económica. Las diferencias entre los países africanos son demasiado grandes para hablar de forma extensiva de las características de las madres africanas en general.
Hay que tener en cuenta también las múltiples maneras de vivir la maternidad que existe aun entre mujeres que comparten un contexto similar.
Y no podemos, ni queremos, olvidarnos de esa multitud de Mujeres de corazón infinito que, sin dar a luz a hijos propios, entregan lo mejor de sí mismas para dar Vida en África.
Sin perder de vista lo dicho anteriormente, nos parece importante aprovechar la conmemoración del Día de la Madre para apuntar algunos datos relacionados con la maternidad en África:
Ocho de los diez peores países para ser madre se encuentra en África Subsahariana: El 95% de las muertes materno infantiles de todo el mundo se aglutinan en 75 países, que a su vez registran los índices más elevados de pobreza, malnutrición y prevalencia de SIDA. La mayoría de estos 75 países se encuentra en la región de África Subsahariana, que es la única donde los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) van más retrasados, registrándose incluso retrocesos, como en el caso de la salud materno-infantil
En la actualidad, todavía existen países en los que dar a luz puede costar la vida. Los datos oficiales de Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud hablan por sí solos: cada día mueren en el mundo alrededor de 800 mujeres debido a complicaciones del embarazo y el parto, y pierden la vida 19.000 niños y niñas menores de 5 años. Esta es la realidad que se sufre a diario en zonas de África subsahariana como Costa de Marfil, donde, de cada 100.000 nacimientos que se producen, fallecen 645 madres y 3.660 recién nacidos.
El PNUD también destaca que a pesar de que el mundo es globalmente más rico que nunca, más de 1.200 millones de personas todavía viven en condiciones de pobreza extrema, y la mayoría se encuentran en África subsahariana, donde se sitúan 37 de los 44 países más pobres del planeta. La pobreza, además, tiene rostro de mujer, ya que el 70% de los pobres del mundo siguen siendo mujeres.
En un número muy importante, la mujer en África vive en el medio rural y trabaja entre 16-18 horas todos los días, durante las cuales se encarga de las tareas domésticas como buscar leña y agua, preparar la comida, atender el huerto familiar y dedicar un tiempo extra a la venta informal en mercados, carreteras y estaciones de autobuses.
Es muy posible que esta mujer haya tenido que abandonar anticipadamente la escuela para cuidar a algunos familiares mayores o enfermos, o a sus hermanos más pequeños, quizá ha tenido que casarse con un marido que le fue impuesto. Además, esta mujer habrá tenido muchas probabilidades de sufrir algún episodio de violencia de género o violación. Una probabilidad que se dispara si vive en un país con un conflicto armado, lo que a su vez la habrá empujado a huir de su aldea junto a sus familiares, buscando refugio en un país vecino.siendo aún niña o adolescente y pagando por ello un precio tremendo en su dignidad.
Otros datos significativos apuntan que cada año tienen lugar 7,3 millones de partos de adolescentes menores de 18 años, de los cuales dos millones son partos de niñas menores de 15 añosAsí alerta el último informe de Naciones Unidas, “Estado de la Población 2013. Maternidad en la niñez. Enfrentar el reto del embarazo en adolescentes”, donde se afirma que  todos los días hay 20.000 niñas menores de 18 años que dan a luz en países en desarrollo, de los que como hemos visto buena parte son africanos.
En 2015, cada día morían aproximadamente 830 mujeres por causas que se podrían prevenir, 550 de ellas en el África subsahariana. Hay un círculo vicioso perverso que conecta la pobreza y el acceso a la salud.
El principal objetivo del matrimonio consiste en tener hijos que, entre otras cosas, colaboren con su trabajo al sustento de la familia, y que cuando sean adultos se ocupen del cuidado de los ancianos. En Burkina Faso existe una costumbre social, por la que la familia del marido puede reclamar a los hijos para sí. Realmente esta práctica no está amparada por la ley, pero el desconocimiento de esta por parte de muchas mujeres hace que se siga llevando a cabo. Así, prácticamente la totalidad de mujeres que enviudan o se divorcian, perderán a sus hijos de manera definitiva.
La mujer africana no tiene una vida fácil, y juega un papel fundamental en el desarrollo del continente. Un papel que aún no está suficientemente valorado ni reconocido, en parte por las consecuencias de las tensiones producidas entre las leyes tradicionales y la legislación formal que reconoce sus derechos. Creemos que es nuestra obligación ayudar a que se conozca.
Julia Aguilar
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