APADRINAMIENTOS


Amar a Dios y al prójimo no es algo abstracto, sino profundamente concreto, que significa ver en cada persona el rostro del Señor al que servir, y servirle con eficacia…. Un capitalismo salvaje ha enseñado la lógica del beneficio a cualquier precio, del dar para recibir, de la explotación sin mirar a la persona… y vemos sus resultados en la crisis que estamos viviendo. Debemos salir al encuentro de todas las personas, sin fines de lucro, por amor”.
Papa Francisco  (21 de Mayo de 2013)

El apadrinamiento es un tipo de colaboración solidaria, “un salir al encuentro”, que implica una aportación económica. Gracias a las aportaciones de los padrinos, distintas asociaciones y ONGs desarrollan programas de lucha contra la pobreza y de desarrollo que, de forma directa, ayudan a mejorar las condiciones de vida de los niños y niñas que se apadrinan (su alimentación, salud, educación, etc.) y que indirectamente benefician a toda su entorno inmediato, e incluso a toda su comunidad.  
Es cierto que para cambiar el mundo en profundidad, para compensar tantas desigualdades como existen y para combatir las injusticias profundas que laceran a buena parte de los habitantes de nuestro planeta se necesita bastante más. Pero también es cierto que en muchas ocasiones nos escudamos en la pobre repercusión de nuestros actos para no hacer nada. Es hora de que nos creamos  que actuando, haciendo, colaborando y sumando  nosotros podemos cambiar el mundo. Y una forma de hacerlo es a través de los apadrinamientos. Vamos a poner unos ejemplos:
Nos situamos en Burkina Faso, en Bobo-Dioulasso, la segunda ciudad en cuanto a número de habitantes del país, en el Centre Familial Vicenta María, gestionado por las Religiosas de María Inmaculada.  36 alumnas y alumnos de este centro están siendo apadrinados por miembros de la asociación “Amigos de África” durante el curso 2018-19. No vamos a publicar su foto ni su nombre completo pero sí vamos a hacer una reseña de la vida de algunos de ellos:

L.L.K tiene 6 años y es la más pequeña de 6 hermanos. Su padre tuvo un accidente laboral mientras cargaba un camión de arena y, como consecuencia del mismo, quedó ciego. Al no tener ningún tipo de seguro ahora no tiene ninguna pensión.  Su madre vende una especie de croquetas de harina de judía en la puerta de una escuela durante la hora del recreo, y con lo que gana le llega muy justo para alimentar a su familia y pagar el alquiler. Gracias a que L. ha sido apadrinada hoy puede cursar 1º de Primaria. De ella sobresalen dos características: que es una niña muy despierta y que quiere tanto a su padre que no se separa de él nada más que para asistir a la escuela.

B.N. tiene 6 años y estudia 1º de Primaria. Es la más pequeña de una familia numerosa y huérfana de padre. Su madre padece drepanositosis, una enfermedad rara e incurable que han heredado las niñas de la casa. Toda la familia vive de la caridad y de la generosidad de la gente de la parroquia. B. está también apadrinada.

R.B. tiene 12 años y estudia 1º de Secundaria. La madre la llevó al Centre Familial Vicenta María para que, pese a su corta edad, allí la enseñaran a coser pues la familia no cuenta con medios para satisfacer ni las necesidades elementales y no se podían permitir pagarle la escolarización en Secundaria. Gracias a haber sido apadrinada hoy estudia Secundaria.

L.B. también tiene 12 años y también gracias al apadrinamiento estudia 1º de Secundaria. Durante la escolarización primaria estuvo escolarizado en una escuela del estado, con una ratio de 130 alumnos por aula. Terminó sus estudios con buenas notas, pero no lo suficientemente buenas para poder optar a una beca, razón por la cual se quedó sin plaza en la escuela pública. Pero sigue estudiando en el Centre Familial Vicenta María gracias al apadrinamiento.

P.L. tiene 17 años y cursa 2º de Corte y Confección. Su padre es un cultivador que se esfuerza en dar la mejor educación a sus hijos pero sus ingresos no son suficientes para todos. Ya el curso pasado no pudo pagar ni la tercera parte de lo que costaba su escolarización en el Centre Familial Vicenta María. Este curso iba a retira a su hija del centro al no poder pagar nada, pero las religiosas de María Inmaculada lo convencieron para dejarla hasta terminar los dos cursos que le quedan, prometiéndole que iban a buscar recursos para ello. Y gracias a Amigos de África lo han encontrado.

B.Y. tiene 17 años y estudia 2º curso de Corte y Confección. Su madre vende en el mercado lo que encuentra en el campo y con eso ella sola saca adelante a su familia pues el padre no puede trabajar. El curso pasado B., que también tiene problemas de salud, comenzó Corte y Confección, pese a que su madre no pudo pagar la escolarización. Este curso la madre estaba dispuesta a dejarla en la casa para que se ocupara de los hermanos pequeños pues no podía pagar sus gastos de formación, pero sigue escolarizada gracias a que ha encontrado apadrinamiento, y está trabajando bastante.

Y así hasta 36 historias de vida que podrán cambiar el rumbo al que parecían estar destinadas gracias al apadrinamiento.

La lucha contra la pobreza y la injusticia, nuestra repuesta de amor a los demás, es un trabajo a largo plazo. Exige que estemos informados de todo lo que ocurre, que nos formemos para poder hacer un análisis crítico de esa realidad y que nos comprometamos para exigir actuaciones justas y compensadoras a nuestros gobernantes. Todo ello es un deber que tenemos también para con estos chicos y chicas. Pero ellos no pueden esperar a que nuestra actuación dé sus frutos, para ellos el apadrinamiento es hoy por hoy su única salida.
Julia Aguilar
Fuentes:
La información sobre el alumnado apadrinado ha sido enviada por sor Rosario Martínez



Comentarios

  1. Gracias Julia por plasmar aquí la historia de éstos niños, que tienen una vida tan injusta y triste.......tan diferente.....a la de los niños de "nuestro" mundo.... y que nos hacen conocer otra realidad y como con una mínima aportación se hace tanto.....
    Elena García

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  2. Gracias
    Cuando vivimos la solidaridad en lo concreto nuestros gestos siempre multiplican pues Dios no sabe ni sumar, ni restar ni mucho menos dividir: Jesucristo siempre SIEMPRE multiplica.
    Gracias a todos.

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  3. Gracias
    Cuando vivimos la solidaridad en lo concreto nuestros gestos siempre multiplican pues Dios no sabe ni sumar, ni restar ni mucho menos dividir: Jesucristo siempre SIEMPRE multiplica.
    Gracias a todos.

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